En el contexto actual, son cada vez más frecuentes las alusiones a las evaluaciones internacionales, y entre ellas, la más popular es PISA. Cada cierto tiempo, aparece en los medio de comunicación alguna noticia en la que, ya sea para justificar la enésima reforma educativa, ya sea para demandar una reforma educativa, o simplemente para denostar al sistema educativo de nuestro país o para señalar con el dedo acusador la mala calidad de la educación en tal o cual comunidad autónoma, se acude como argumento de autoridad a los resultados en las pruebas PISA, presentándolos como una verdad incuestionable una serie de datos o conclusiones que el gran público no sabe exactamente a qué se refieren, pero que nadie se atreve a discutir ni los medios se encargan explicar con claridad.
En las siguientes entradas intentaré establecer una sencilla clasificación sobre las evaluaciones externas internacionales, con enlaces que permitan ampliar información a quien así lo desee. En esta primera empezaremos por la reina de las evaluaciones internacionales: PISA.
Lo primero que tenemos que tener claro es que toda evaluación es siempre un punto de partida y nunca un punto y final. Así, las evaluaciones internacionales tienen como finalidad obtener datos, comparar los resultados entre países (como no puede ser de otra forma en un contexto de globalización) y, sobre todo, introducir mejoras en el sistema educativo. Este aspecto, el de la mejora continua, el cambio constante, es uno de los rasgos que caracterizan a la educación del siglo XXI. En un contexto de cambios sociales a ritmo de vértigo, la escuela tiene que seguir ese ritmo para no quedar como una institución irrelevante, de otra época.
En España, el organismo encargado de coordinar la participación en las evaluaciones internacionales es el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), integrado dentro de la estructura del Ministerio de Educación.
PISA es la más famosa, y no se llama así porque venga de la ciudad italiana, sino que son las iniciales de Programme for International Students Assessment. Es un estudio promovido por la OCDE y se realiza cada 3 años (la próxima vez será en 2015). Se realiza a alumnos de 15 años y evalúa las competencias de: comprensión lectora, matemáticas y ciencias. A partir de ahí, PISA ofrece multitud de recursos de interés para la comunidad educativa y la sociedad en general, como los Informes internacionales y nacionales, o las baterías de pruebas liberadas, que dan a conocer el tipo de pruebas por las que se evalúa a los jóvenes. Además, se amplía el rango de competencias evaluables: educación financiera, resolución de problemas, aprender a aprender,...
Volviendo a la cuestión de la que hablaba al principio, las evaluaciones internacionales, y entre ellas PISA principalmente, persiguen como finalidad introducir cambios en el sistema educativo. Esa capacidad de promover el cambio ha sido también objeto de crítica entre quienes ven en PISA un cambio en el sentido de las evaluaciones, es decir, no ya como un punto de partida sino como el punto final, el destino que todos los países quieren alcanzar, y mejorar en el ranking PISA se convierte en un objetivo en sí.
En ello quizás tendrá mucho que ver la imagen que los medios transmiten sobre PISA, y la mejor vacuna para no convertir PISA en una tiranía de los sistemas educativos está en conocer su funcionamiento.
En próximas entradas seguiré desmenuzando PISA y presentando otras evaluaciones internacionales.
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